sábado, 7 de marzo de 2009

Una vida vale por dos

bueno aqui les dejo otra historia que igual escribi hace poco espero les guste.



"UNA VIDA VALE POR DOS"

La lluvia caía ligera sobre el cementerio de la ciudad, después de todo era invierno y una lluvia como aquella no era algo nuevo. Pero la concurrencia era distinta, no todos las muertes son iguales al menos en vida, es esta la que hace distinto el momento, lugar y fecha en que se muere y cómo será el recibimiento de tus pares a la hora de saber esta noticia. El reverendo de turno daba sus pésames a los familiares que sentían gratamente los afectos de este, ellos eran una familia religiosa así que una pérdida como aquella no era un gran lamentar, algunos familiares hacían notar en sus ojos la alegría de la partida del familiar, otros en verdad apenados por lo sucedido y luego parado al fondo de toda concurrencia estaba filiph sin mostrar mayor sentimientos, mientras toda la gente comenzaba a retirarse luego de despedirse de la familia. En un instante ya no quedaba mayor gente que filiph en el cementerio quien comenzó a caminar lentamente en dirección al féretro que aun no era enviado a su morada bajo ese pasto verde mojado por la lluvia del invierno, su caminar no se precipitaba al momento de dar el siguiente paso, sus rasgos faciales rígidos solos pestañaban ante lo que parecía la lluvia jugando en sus pestañas. La lluvia comenzó a procurarse ser más molesta que antes en el instante que filiph se había acercado completamente al féretro donde contemplo la tapa del ataúd toda mojada y goteando, que le vislumbro un recuerdo de su pasado al mismo instante en que un rayo se hiso presente en las cercanías iluminando con sus luz natural el paraje húmedo en el que solo se hallaba filiph rodeado de frías lapidas con nombres y fechas desconocidas para él. Su recuerdo se hiso más fuerte, vio entonces al joven fallecido como todo un niño de siete años entonces, que jugaba con sus amigos y con la vieja pelota desteñida por las miles de patadas de recibía, una pelota que él recibió nueva de las manos de filiph quien había escogido esa pelota con sumo cuidado como si el cumpleaños a la fecha fuera el suyo, fue un doce de junio de un año ya olvidado solo teniendo presente que su amigo cumplía cinco años en aquella ocasión un año antes que se remontara el recuerdo de su amigo jugando con sus amigos. Filiph no jugaba con ellos en esa oportunidad ya que se habían peleado con su amigo, pero Filiph sentado desde una esquina de aquella plaza que fue el icono de su niñez, juventud y practica e te vida de su amigo y de muchos niños de la población, veía como transcurría el juego, algo triste por la pelea con su amigo pero esperaba que todo se solucionara al día siguiente ya que tenía presente que eran peleas tontas las que compartía con su amigo y que después de todo eran los mejores amigos, una pelea tonta no los separaría.
El rayo ya había consumido toda su luz y el cementerio ahora solo iluminado por la luz falsa de los postes dejaban ver una noche que poco a poco mostraba su belleza, la lluvia había cesado y las nubes se iban dando paso a la luna y sus acompañantes. Filiph seguía contemplando el féretro donde yacía su amigo de toda una vida, ahora su mente lo preparaba para un sinfín de recuerdos de él con su amigo. Los ojos de filiph se posaron en las pocas estrellas que se lograban ver para luego solo observar la luna que brillaba con mayor intensidad que en cualquier otra noche, solo comparable con la noche en la que Filiph y su amigo a la ya no tan dulce edad de diez y seis años caminando por la ciudad como siempre, se detuvieron en la plaza a descansar un momento, observar el cielo y sus estrellas con una luna particularmente incandescente, esa noche Filiph le pregunto a su amigo por el espejo que este siempre cargaba consigo, a lo que su amigo respondió “aquí lo tengo” sacándolo de su bolsillo y poniéndolo frente a su rostro dejando reflejar parte de la plaza, era una costumbre muy marcada en el, sacar su espejo cuando alguien le hablaba el aseguraba que era porque se sentía incomodo en ver el rostro de quien le hablaba, esto fue un peculiar detalle en su vida, muchos se alejaban de el por esa excentricidad, otros se acercaban a ver de que se trataba, pero su amigo incondicional Filiph era el único siempre presente y que omitía cuanto podía el pequeño detalle del espejito. Esa noche en cuestión mientras hablaban Filiph vio acercarse a la plaza a una joven de su edad que se hacía notar en la noche con su cabello castaño corto y una alegría en su rostro como ninguna, ni Filiph ni su amigo abrían anticipado que esa muchacha seria su mayor discusión por un tiempo. Filiph ya iba a comentar la belleza de la muchacha cuando su amigo dijo que ella tenía el reflejo más lindo que había observado.
La luna sobre el cementerio era hermosa, tanto que desvió a Filiph de los recuerdos de su amigo y los guio a sus recuerdos con ella, Lorena era su nombre y así como los ojos de Filiph fueron los primeros en posarse en ella, los ojos de Lorena fueron los primeros en ver lo a él, su relación era la alegría más grata en la vida de Filiph seguido de la amistad de su amigo, pero su alegría fue tan grande que no noto que su amigo sufría, quien también tenía sentimientos por Lorena lo que no supo hasta esa noche cuatro años más tarde. Filiph volvió a guiar sus recuerdos hacia su amigo pero no sin dejar de lado el recuerdo de Lorena, una de las pocas nubes restantes esa noche oculto el singular brillo de la luna y fue entonces cuando Filiph recordó aquella noche la luna había perdido su belleza habitual. Era el cumpleaños de su amigo ya cumplía veinte años y eran quince años de eterna amistad aunque ambos sintieran que fueran veinte años en verdad de amistad y cariño puro, Filiph entraba a la casa de su amigo con un regalo en sus manos sin saludar a nadie solo vislumbrando en su mente el momento en que vería a su amigo y le diría feliz cumpleaños y le daría su presente y contarle que había decidido casarse con Lorena y que se lo diría al día siguiente, en ese momento entro a la habitación de su amigo y lo vio besándose con Lorena, lo que lo impacto hasta el centro de su alma dejando caer el regalo al piso y observando con los ojos más tristes que alguna vez pondría, solo comparables para el desenlace de su amigo, quien se dio cuenta de la presencia de Filiph alejándose tristemente de Lorena que no comprendía del todo la situación. Filiph salió de la habitación sin ni siquiera mirar hacia atrás dirigiéndose rápidamente en dirección al parque, donde se sentó en una de las bancas que generalmente usaba con sus amigos, solo que esta vez estaba solo y lo único que buscaba era consuelo en la hermosa luna, la que en esa ocasión no estaba tan hermosa, Filiph vio como la luna estaba tan triste como él, fue entonces cuando su amigo apareció para calmarlo pero los ojos de Filiph ya no reflejaban pena si no que una rabia hacia su amigo la que afortunadamente se fue extinguiendo a medida que su mejor amigo le hablaba, pero si algo no se pudo aguantar Filiph fue ver la maldita costumbre de su amigo al momento de hablarle, no era el momento de aguantarse tal idiotez así que apenas su amigo saco el espejo para mirarse Filiph se lo quito y lo arrojo al suelo con tal furia que este se rompió, pero como si esto no hubiese bastado lo piso aun mas furioso, convirtiendo la amistad entre ellos en algo sin valor como los cristales rotos en el suelo y se marcho pensando en no ver nunca más a su “amigo”. Este triste por lo ocurrido volvió a su casa, ya todos se habían ido solo estaba Lorena, a la cual el insulto y dijo que no quería volver a ver que por su culpa había perdido la parte más importante de su vida a Filiph, Lorena entristecida pero tratando de comprender la situación llego a la decisión de mejor marcharse, sentía que ya no podía aguantar su situación actual con el ya que su vida era demasiado para una sola Lorena.
Los recuerdos de Filiph solo le trajeron mayor pena, sus ojos se mostraron totalmente demacrados el también había sentido como había muerto la parte más importante de su vida y lo comprobó el día que volvía a su casa luego de salir trotar encontrándose sobre la mesa de su recibidor un paquete con una nota en el, algo extrañado por encontrar algo para él vio la nota que lo dejo casi pálido cuando noto que era de su amigo quien le decía: “ Deseo que me perdones por lo ocurrido, se que tu también sentiste la muerte dentro de ti y no quiero hacerte sentir mal pero si lees esto es porque la decisión de acabar con mi vida ya está tomada y pronto se concretara, pero también quiero que sepas que también te perdono por cualquier inquietud que tengas de ti hacia mí, ya es pasado y espero verte nuevamente”. Filiph en su interior luego de acabar la carta no sabía cómo reaccionar sentía una felicidad chocando con una pena en su interior, que se expresaba en su exterior con una sonrisa mojada por las lagrimas que caían de sus ojos, así que en toda esa impotencia tanto en su interior como exterior decidió ir a dormir tomándose algunos calmantes que tenia, pasándose tal vez en una o dos pastillas pero no le importo, lo único que quería era dormir y así lo hiso. Al despertar al día siguiente recordó que no había revisado al interior del paquete, y al abrirlo se encontró con la sorpresa de encontrar dos cosas muy importantes, una era el regalo que Filiph había dejado en el suelo de la habitación de su amigo en aquella ocasión, solo que ahora ya no envuelto en papel de regalo sino que el viejo balón con el que jugaban ahora estaba cubierto de plástico para conmemorar su amistad de la infancia, lo que hiso que Filiph se sintiera mejor respecto a su amistad con su gran amigo, pero lo segundo en el interior del paquete lo descoloco un poco, era el espejo de su amigo ahora como nuevo, sin la mayor marca de que se hubiese roto en el pasado eso lo conmovió aun mas pero no sabía porque su amigo se lo abría mandado en aquel momento una carta es deslizada por debajo de la puerta de Filiph, este se acerco a la puerta para abrirla pero ya no había nadie afuera así que tomo la carta y fue a su cocina a leerla mientras tomaba su habitual taza de café, se sentó y bebió un poco mientras habría el sobre de la carta y comenzó a leer como si nada hasta que empezó a fijarse que más que una carta era una nota que le decía que su amigo había fallecido y que ese mismo día era el entierro, sus labios se quemaron al beber el café tan rápido debido a la impresión, su amigo ya había cumplido con lo que en su carta le dijo y ahora la única vez que lo vería seria en su funeral.
Ya era tarde y la lluvia se había detenido hace bastante tiempo en el cementerio, Filiph aun estaba ahí solo que ahora ya no recordaba, ya habían pasado todos esos recuerdos frente a él y ahora solo quedaba una cosa más por hacer, y el sabia cual era. Saco el espejo que tenía en uno de sus bolsillos era el mismo de su amigo Filiph ya comprendía la situación, entonces algo nervioso se miro en el espejo y vio su rostro, solo que partido en dos, una parte era su rostro y la otra mitad era el rostro de su amigo, Filiph le hablo sin sentir mayor miedo pero algo nervioso aun, pero su amigo como si nada y con felicidad en su mirada le dijo: “Al fin nos hemos dado cuenta de la verdad, nos tomo una vida entera, mejor dicho dos para comprender nuestra situación”. Mientras Filiph escuchaba esto el féretro de su amigo ya había siendo puesto en su lugar bajo el pasto aun húmedo y su lapida ya presente ahí que decía: “Aquí descansa Filiph, quien a pesar de su enfermedad logro encontrar el cariño de sus pares, siempre fuiste más fuerte, y tuviste un compañero eterno en ti”.